El dolor de la zona del pubis es muy frecuente en los deportistas, especialmente en varones que practican deportes de equipo con cambios de dirección y giros, como el fútbol, hockey o rugby.
Se debe principalmente a la gran demanda mecánica que se produce en los musculo y tendones, alrededor de la zona media anterior de la pelvis (sínfisis púbica).
La pubalgia del deportista es un síndrome doloroso en las inserciones musculares de la zona púbica y/o en el canal inguinal.
Los esfuerzos deportivos pueden producir una anomalía anatómica en el canal inguinal, y alteraciones musculares (rigidez de los isquiotibiales y psoas, junto con debilidad de los abdominales y aductores)
Es un proceso difícil de valorar por la complejidad anatómica de la zona y la posible presencia de diferentes alteraciones anatómicas en un mismo paciente, y durante muchos años se han estado utilizando distintos nombres para hablar de la misma patología o procesos relacionados.
Yo empleo el término pubalgia del deportista (sportsman´s groin), por su frecuente uso y aceptación.
También es correcto el nombre osteoentesopatía púbica, que hace referencia al sufrimiento de los tejidos a nivel óseo y en la inserción del tendón en el hueso (entensitis).
No es adecuado el término hernia del deportista, porque en la mayor parte de los casos no existe una hernia inguinal objetivable y da lugar a confusión.
Tras una conferencia de médicos especialistas en esta área celebrada en Manchester en el 2012, organizada por la sociedad británica de la hernia, y su revisión y publicación en el 2014, se define el término Inguinal Disruption (trastorno o alteración inguinal) como posible referencia a emplear. Su uso generalizado, si llega, tardará.
Hay una relación intima entre la SINFISIS DEL PUBIS, EL RECTO ABDOMINAL Y EL ADUCTOR LARGO.
Lo importante de cara al tratamiento es determinar correctamente la causa (etiología) y localización de ese dolor alrededor de la zona púbica.
Se considera que en la pubalgia del deportista existen al menos tres de los siguientes cinco síntomas:
- Dolor a la palpación en la zona superior de la Sínfisis del Pubis, en la zona del tubérculo (lugar de inserción del tendón conjunto).
- Dolor a la palpación del anillo inguinal profundo.
- Dolor y/o dilatación del anillo externo , sin evidencia de hernia.
- Dolor en el origen del tendón del aductor largo.
- Dolor difuso y continuo en ingle, con frecuencia irradiado al periné (zona entre ano y genitales externos) y al muslo interno.
Para entender mejor este proceso, pueden distinguirse cuatro formas clínicas de dolor asociado a la zona púbica. Pueden existir asociadas en un mismo paciente.
Para poder localizar bien el dolor y llegar al diagnóstico adecuado, es recomendable la exploración del paciente tras realizar un esfuerzo, y también tras un periodo de reposo (días) de la actividad deportiva.
El tratamiento quirúrgico esta indicado en gran parte de los casos.
Se solía utilizar el término hernia deportiva o sports hernia, pero se intenta abandonar porque en la mayoría de los pacientes no se objetiva una herniación de tejido a través del canal inguinal.
Es importante localizar bien el dolor, a ser posible tras un esfuerzo y también en situación de reposo.
Palpación muscular en relajación y contra resistencia: recto abdominal e inserción de aductores en la pelvis (ramas isquiáticas)
Canal inguinal: siempre se ha de explorar. Se introduce el dedo en el canal, con el paciente de pies, y se le pide al paciente que aumente la presión intra-abdominal, o lo que es lo mismo: ¡tosa!
En caso de producir un dolor intenso, sugiere debilidad muscular en la zona e irritación de nervios.
También se puede realizar una ecografía o una Resonancia, pero en la mayoría de los casos no se aprecia ninguna hernia en el canal.
Obtenemos información relevante con la radiografía convencional y con la Resonancia.
La ecografía puede ser de utilidad en la valoración del anillo inguinal, pero suele existir patología a este nivel que no se visualiza con las imágenes.
Pero hay que tener en cuenta que con frecuencia en estas pruebas complementarias no se observan alteraciones, siendo la exploración clínica la principal fuente de información.