La natación es un deporte que solemos recomendar en la consulta de Traumatología y Ortopedia.
Permite la movilización de las distintas articulaciones en descarga, sin continuos impactos que puedan dañar.
La movilización articular es positiva porque permite mejorar la capacidad de los músculos, su fuerza, y favorece también el recambio del líquido sinovial.

Es uno de los mejores deportes, para practicarlo de forma aislada o combinándolo durante la semana con otras actividades. Aquí me refiero al nado en piscina. En aguas al aire libre (mar, rio o lago) se mantienen los beneficios, pero aumentan los riesgos.

Factores de Riesgo

El mayor riesgo es consecuencia de encontrarnos en un medio distinto al habitual, donde siempre existe un peligro de inmersión en caso de algún acontecimiento grave con perdida de conocimiento.

Una técnica inadecuada de nado puede dar lugar a lesiones, como tendinitis.

Tipo y frecuencia de las lesiones

En el hombro suelen producirse dolores por sobreuso, como en la inflamación del tendón supraespinoso.

También es frecuente la laxitud articular en nadadores/as, especialmente en aquellos que llevan muchos años con la práctica deportiva. Esa laxitud puede llegar a provocar cierto grado de inestabilidad, pudiendo dar lugar a procesos dolorosos por daño de los músculos que forman el manguito rotador (como el supraespinoso) o por síndrome del choque subacromial (disminuye el espacio entre el acromion y la cabeza humeral, con golpeo sobre el supraespinoso).

Prevención

Socorrista. La figura de una persona que pueda rescatarnos en caso de cualquier complicación es clave.
Un entrenador o profesor que nos enseñe bien la técnica de cada estilo también puede ser de ayuda para evitar lesiones.

Ejercicios de fortalecimiento de la musculatura, especialmente de miembros superiores, puede ser de gran ayuda para evitar lesiones.