Es el tratamiento que se basa en medidas no invasivas (sin cirugía).
En la mayor parte de las patologías es el tratamiento inicial de elección.
A nivel del sistema musculo esquelético, el tratamiento varía mucho en función del tipo de lesión, pero te explico algunas de las medidas más frecuentes:
El mejor tratamiento se basa en un buen diagnóstico, en ciencia que lo avale, y en valorar las características del paciente y su entorno.
El tratamiento es para una persona lesionada, no para una lesión.
Tratamiento conservador
- Analgésicos
Para disminuir el dolor. “El manejo del dolor es un arte”.
- RICE
Hace referencia a las palabras Rest (reposo), Ice (hielo, como antiinflamatorio), Compression (disminuye la inflamación y el movimiento, mejorando el dolor) y Elevation (elevación de la extremidad afecta, para mejorar el retorno venoso, por gravedad).
- ¿Frío o Calor?
Como norma orientativa, el frio se usa a nivel de las articulaciones, para que disminuyan procesos inflamatorios, mientras que el calor se emplea a nivel muscular cuando existe aumento de tono (contractura), para que se relaje el músculo y disminuya el dolor. Son recursos de uso frecuente.
Los contrastes frio-calor pueden mejorar la circulación sanguínea, produciéndose procesos de vasoconstricción con el frio y vasodilatación con el calor.
- Reposo relativo o absoluto
Cuando el sistema osteomuscular esta limitado, casi siempre es necesario disminuir la actividad unos días o semanas. Es el mejor “analgésico”.
- Rehabilitación, Fisioterapia, Masaje deportivo
El médico rehabilitador y el fisioterapeuta manejan los tiempos en el proceso de rehabilitación de una lesión.
El masajista deportivo también puede ser de gran ayuda. - Otros tratamientos
Plantillas, infiltraciones con corticoides (antiinflamatorio), acido hilaurónico
(lubricante), o plasma rico en plaquetas (ambos efectos).
Tratamiento quirúrgico
La indicación quirúrgica de una lesión osteomuscular se establece cuando hay unos síntomas que disminuyen la calidad de vida, y los posibles beneficios superan los riesgos que se asumen.
Someterse a una intervención provoca cierto grado de ansiedad en el paciente. Obtener información sobre el proceso y resolver las dudas, así como tener confianza en el equipo que te atiende, puede disminuir esos momentos de malestar.
Riesgos generales de una intervención
Antes de ser intervenido, has de estar informado de los posibles riesgos de la cirugía. Como médicos, tenemos la obligación de explicar esos riesgos, y de entregar un consentimiento informado, que el paciente debe leer y firmar para permitir la intervención.
El riesgo más habitual es el de la infección. Representan porcentajes pequeños las ocasiones en que se produce, pero es un riesgo siempre presente. Puede ser grave, especialmente en la cirugía protésica, porque es complejo eliminar al agente que infecta.
Otro riesgo relevante es el sangrado. En las cirugías protésicas de grandes articulaciones (cadera, rodilla) se puede perder mucha sangre, y es habitual tener que transfundir concentrados de hematíes para evitar situaciones de riesgo, mejorar síntomas como la fatiga, y recuperarse precozmente.
Beneficios
La gran mayoría de las intervenciones consiguen mejorar la calidad de vida del paciente. Vivir sin dolor es un primer gran paso para disfrutar de lo que te rodea.
Las prótesis son un claro ejemplo, donde las personas suelen aumentar notablemente su capacidad de movilidad y su autonomía.
Además, muchas intervenciones evitan un deterioro importante de la articulación a largo plazo y lesiones de las partes blandas asociadas. Un buen ejemplo es la cirugía de reconstrucción del Ligamento Cruzado Anterior (LCA).